- En el caso de los desnudos por inteligencia artificial de las menores de Almendralejo es probable que los autores, todos menores, no supieran que estaban cometiendo un delito
- «Los niños de seis años que agredieron a su compañera de la misma edad en Montijos cometieron un abuso en el que hubo violencia sexual
- “El problema es que la pornografía a la que acceden muestra relaciones de hombres en manada que someten a las mujeres de forma violenta»
En la última semana se han conocido dos escándalos de menores cuanto menos alarmantes. El primero, en Almendralejo (Badajoz, 33.000 habitantes).Imágenes de más de una veintena de chicas de entre 11 y 17 años ‘desnudas’ -manipuladas con inteligencia artificial- han estado circulando por distintos grupos de WhatsApp. La Policía Nacional ha identificado a varios menores como presuntos autores de los montajes. Todo apunta a que son del entorno de las víctimas y que tienen entre 12 y 14 años. Por tanto, algunos son inimputables penalmente.
El segundo ha ocurrido en Montijos (15.600 habitantes), también en Badajoz. Los padres de una niña de seis años han denunciado que la menor fue agredida sexualmente por tres compañeros de clase durante los recreos el curso pasado: la arrastraban hasta detrás de un seto, le bajaban la ropa interior, le arañaban sus partes íntimas y se las restregaban con tierra. La denuncia ha sido archivada al ser todos menores de edad.
Acceso a porno con 8 años
Los últimos estudios apuntan a que el acceso de los menores a la pornografía es cada vez antes, en torno a los ocho años. Además, es cada vez más machista y menos realista en cuanto al sexo y no digamos en cuanto al amor. «El hecho de que los niños vean pornografría a estas edades y que la pornografía se convierta en su hoja de ruta y aprendizaje sexual afecta a comportamientos posteriormente de abusos sexuales, etcétera», subraya Masip. “No es que busquen ese tipo de contenido, es que se lo encuentran en internet, casi sin querer. Es a los 12-13 años cuando lo buscan activamente, sobre todo los chicos, para saber cómo se hacen las cosas con contenido sexual”, explica la trabajadora social. “El problema es que la pornografía a la que acceden muestra relaciones de hombres en manada que someten a las mujeres de forma violenta. En estos videos salen imágenes de la típica mujer sumisa que está esperando que el hombre le pida lo que tiene que hacer; de hombres que interpretan que cuando una mujer dice que no es que sí; falta de consentimiento total; actitudes muy machistas…”.
El efecto del grupo entre los adolescentes es también determinante. “A estas edades quieren gustar al grupo y buscan la aceptación constantemente. Y, por desgracia, si antes el guay era el chulo del instituto o el guapete, ahora es el agresor, el que abusa, el que pega…”, insiste Alegre.
Los expertos subrayan la importancia de impartir formación sexual tanto en los colegios como a los profesionales que trabajan con los niños para que sepan cómo actuar. La actual ley educativa Lomloe señala que debe ofrecerse una educación sexual integral en todas las etapas a los alumnos, adaptada a cada edad. “A un niño de cinco años no le hablas de sexo como a uno de 15. Le hablas de la igualdad desde una perspectiva de género, como deben relacionarse entre ellos. Y luego cuando son mayores ya puedes abordar otros temas, por ejemplo, como prevención de enfermedades de transmisión sexual”, señala la sexóloga. “La formación sexual debe ser continua a lo largo de los años para que cuando lleguen a los 15-16 sepan ya ciertas teorías. Prevenir es curar”.
Masip va, incluso, más allá y apuesta por leyes estatales que rijan el consumo de pornografía por parte de los menores. «Un menor no puede ver pornografía y menos la que hay actualmente», señala. «Nos llenamos la boca hablando de la igualdad o de la mujer, que me parece imprescindible, pero es una pena que todavía estemos como estamos. La pornograría es de lo más machista que hay actualmente: cuando pagan a la mujer por tener sexo, cuando la escupen o van tres con una. Es urgente que deje de formar parte de la educación sexual de los menores que van a ser adultos. Queremos siempre reparar, pero lo que hay que hacer es educar», añade.